martes, 18 de enero de 2011

LA ANTIGUA LUCHA CONTRA LOS DETRACTORES DE LAS VACUNAS

Gregory A. Poland, M.D., and Robert M. Jacobson, M.D.
N Engl J Med 2011; 364:97-99 January 13, 2001

Desde el primer momento de la introducción de la vacunación, ha habido opositores. En el siglo IXX, la inoculación rutinaria con viruela vacuna para proteger a las personas contra la viruela, fue obstaculizada por un movimiento detractor a la vacunación, a pesar de la clara evidencia de su beneficio. Esto trajo como resultado nuevos brotes y muertes innecesarias. En 1910, Sir William Osler expreso públicamente su frustración con la irracionalidad de los detractores de la vacunación, ofreció tomar a 10 personas vacunadas y otras 10 no vacunadas, incluyéndose a si mismo para exponerse a la epidemia de viruela de entonces, inevitablemente, sucumbió a la enfermedad (véase la sección de Notas de la Medicina edición del 22 de diciembre 1910, del NEJM). Un siglo más tarde, la viruela ha sido erradicada mediante la vacunación, pero todavía estamos lidiando con los detractores de esta técnica.

Desde el siglo XVIII, cada vez que se ha introducido una nueva vacuna, existe miedo y desconfianza. La corriente ideológica antivacunación mermó en importancia entre los años 1940 y principios de 1980 debido a tres tendencias: el auge científico en relación a la investigación y fabricación de las vacunas, la conciencia pública en relación a los brotes generalizados de enfermedades infecciosas (sarampión, parotiditis, rubéola, tosferina, poliomielitis, y otras) y el deseo de proteger a los niños de estas enfermedades de alta prevalencia, asociado a un incremento en la natalidad, acompañado por el aumento de los niveles de educación y disminución de la pobreza. Estos sucesos llevaron a la aceptación pública y uso de las vacunas, lo que resultó en una disminución significativa en los brotes de enfermedades y muertes. Sin embargo esta edad de oro fue relativamente de corta duración. Con menos brotes evidentes de enfermedades infecciosas que comprometan la salud publica, el desarrollo de nuevas vacunas y la inclusión en los esquemas de inmunización, y los medios de comunicación que han permitido la difusión de reclamos anecdóticos y sin base científica de efectos adversos de las vacunas, permitieron el resurgir del pensamiento de los detractores de la vacunación durante la década de los años 70. 1

Poco a cambiado desde entonces, aunque ahora los medios de comunicación de elección de los detractores de las vacunas son la televisión y el Internet, que se utilizan para influir en la opinión pública y distraer la atención de la evidencia científica. Un programa de televisión en 1982 sobre la vacuna contra la viruela, tos ferina y tétanos (DPT) titulado “DPT: Vacuna Ruleta” llevó a un debate nacional sobre el uso de la vacuna, se centró en una letanía de alegaciones no probadas contra ella. Muchos países abandonaron sus programas de vacunación universal contra la DPT por las protestas públicas a pesar de un período en el que las tos ferina había sido bien controlada a través de la vacunación.2 La sociedad se había vuelto complacientes sobre los riesgos de la enfermedad y se centró en los eventos adversos supuestamente relacionados con la vacunación. En los países donde se redujo la vacunación rutinaria contra la tos ferina en los años 1970 y 1980, sufrieron luego 10 a 100 veces la incidencia de tos ferina en relación a los que mantuvieron altas  tasas de inmunización, últimamente los países que habían eliminado sus programas de vacunación contra la tos ferina la han reiniciado.2 En los Estados Unidos los fabricantes de vacunas, han enfrentado una avalancha de demandas, que llevaron a la mayoría de ellos a abandonar la producción. Estas pérdidas han impulsado el desarrollo de nuevos programas, tales como el Programa de Compensación4 de Daños por Vacunas (VICP), en un intento de mantener a los fabricantes en el mercado de los EE.UU.

La publicación en 1998 de un artículo de Wakefield et al3, creo una controversia mundial sobre el uso de la vacuna contra el sarampión, la parotiditis  y la rubeola (MMR), alegando que desempeñaron un papel causal de autismo. Esta afirmación llevó a un menor uso de la vacuna MMR en el Reino Unido, Irlanda, Estados Unidos y otros países. En Irlanda, en particular, hubo brotes de sarampión, en la que hubo más de 300 casos, 100 hospitalizaciones y 3 muertes.

En la actualidad el círculo que comprende a los detractores de la vacunación se reduce simplemente a un rango de personas que va desde ignorantes de los conocimientos científicos (o “analfabetas” – incapaz de entender e incorporar los conceptos de riesgo y probabilidad en el  terreno de la toma de decisión científica) a elementos radicales marginales que usan mentiras deliberadamente, la intimidación, falsifican datos, y hasta amenazas con violencia como esfuerzos para impedir el uso de vacunas y para silenciar las críticas contra ellos. Los detractores de las vacunaciones promueven  la desconfianza hacia los gobiernos y fabricantes, el pensamiento conspirativo, la negación, baja complejidad cognitiva en los patrones de pensamiento, razonamiento equivocado, y el hábito de sustituir anécdotas emocionales por información científica.5 Sus esfuerzos han tenido efectos perturbadores y costosos, que incluyen daño a personas y de la salud de la comunidad al favorecer la aparición de nuevos brotes de enfermedades previamente controladas, la retirada de las compañías fabricantes de vacunas del mercado, poniendo en peligro la seguridad nacional (en el caso de las vacunas contra el ántrax y la viruela), así como la pérdida de la productividad.2

La pandemia de influenza H1N1 de 2009 y 2010 revela un gran temor hacia la vacunación pública, alimentada por los detractores de la vacunación. En los Estados Unidos, 70 millones de dosis de esta vacuna se perdieron, aunque no hubo evidencia de efectos dañinos por la vacuna. Mientras tanto, a pesar de que más de una docena de estudios han demostrado la ausencia de efectos negativos causados por la vacuna triple viral, Wakefield y sus colaboradores continúan con la campaña para mantener alejado al público de las campañas de vacunación. Como resultado, una generación de padres y sus hijos han crecido con miedo hacia las vacunas, mientras que los brotes resultante de sarampión y parotiditis ha dañado y destruido vidas de niños y jóvenes. El resurgimiento de otras enfermedades previamente controladas ha dado lugar a nuevas hospitalizaciones, pérdida de días de escuelas y de trabajo, complicaciones médicas, trastornos sociales, y hasta muertes. En la actualidad se están desarrollando en California los peores brotes de tos ferina de los últimos 50 años, habiéndose registrado ya 10 muertes entre recién nacidos y niños pequeños.

De cara hacia un legado, ¿qué podemos hacer para acelerar la finalización de las campañas de los detractores de la vacunación? En primer lugar, hay que continuar financiado y publicando trabajos de investigación de alta calidad sobre la seguridad de las vacunas. En segundo lugar, debemos mantener, si no mejorar, los programas de control, tales como el Vaccine Adverse Events Reporting System (VAERS) y el Clinical Immunization Safety Assessment Network, para garantizar la detección de eventos adversos reales pero poco frecuentes que pudieran estar relacionados con la vacunación, y deberíamos ampliar el VAERS para asegurar la indemnización a cualquier persona, independientemente de su edad, que halla sufrido alguna afectación comprobada por la colocación de una vacuna. En tercer lugar, debemos enseñarles a los profesionales de la salud, a los padres y pacientes como hacerle frente a las calumnias, falsedades e injurias de los detractores de la vacunación.

En cuarto lugar, debemos mejorar la educación y la persuasión pública. Pacientes y padres deben sopesar los riesgos beneficios. Este proceso debe comenzar con el aumento de la educación científica en todos los niveles. Además, las asociaciones científicas públicas y privadas, así como, los médicos podrían desarrollar mecanismos para divulgar información veraz sobre las vacunas a disposición del público y en diferentes idiomas, en diversos niveles de lectura, y a través de diversos medios de comunicación. Tenemos que contrarrestar la desinformación que se transmite y considerar el uso de recursos legales e algunos casos.

Las enfermedades que ahora tratamos de prevenir con las vacunas presentan un menor riesgo para los detractores de la vacunación, en relación al que representó la viruela a principio de los años 1900. Desafortunadamente, esto significa que pueden seguir difundiendo conceptos falsos sin correr mayores riesgos personales, mientras que ponen en peligro a niños, ancianos y a los más débiles. No proponemos un desafío como Osler para demostrar nuestro punto de vista, para ello nos referimos a la historia de la ciencia y a visiones contrastantes del mundo: por un lado, una larga historia de triunfos impresionantes, como la erradicación de la viruela y el control de muchas de las enfermedades epidémicas que habían mutilado anteriormente y matado a millones de personas, por el contrario, ninguno de los alegatos de los detractores de las vacunas en relación a supuestas lesiones generalizadas producidas por estas, han resistido las pruebas del tiempo y la ciencia. Creemos que los detractores de las vacunas han hecho un daño significativo en la salud pública. En última instancia, la sociedad debe reconocer que la ciencia no es una democracia en la que el lado con el mayor número de votos o con las voces más fuertes puede decidir lo que es correcto.

Referencias

1.    Wolfe RM, Sharp LK. Anti-vaccinationists past and present. BMJ 2002;325:430-432
2.    Gangarosa EJ, Galazka AM, Wolfe CR, et al. Impact of anti-vaccine movements on pertussis control: the untold story. Lancet 1998;351:356-361
3.    Wakefield AJ, Murch SH, Anthony A, et al. Ileal-lymphoid-nodular hyperplasia, non-specific colitis, and pervasive developmental disorder in children. Lancet 1998;351:637-41. [Retraction, Lancet 2010;375:445.]
4.    McBrien J, Murphy J, Gill D, Cronin M, O'Donovan C, Cafferkey MT. Measles outbreak in Dublin, 2000. Pediatr Infect Dis J 2003;22:580-584
5.    Jacobson RM, Targonski PV, Poland GA. A taxonomy of reasoning flaws in the anti-vaccine movement. Vaccine 2007;25:3146-3152

Fuentes de información

From the Mayo Clinic Vaccine Research Group (G.A.P., R.M.J.), the Department of Medicine (G.A.P.), and the Department of Pediatric and Adolescent Medicine (G.A.P., R.M.J.), Mayo Clinic, Rochester, MN.
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Por nuestra parte, el uso de la técnica y el empleo de la metodología para la elaboración de nuestras AUTOVACUNAS y su utilización en el tratamiento de Infecciones Crónica y/o Recurrentes a nivel de vía aérea superior, piel, hueso, tracto urinario, oídos y otros sistemas en estudio, han demostrado similares resultados satisfactorios. Por lo que el empleo de la inoculación como protocolo de tratamiento es una alternativa comprobada y eficaz para el tratamiento de aquellas afecciones que no responden al tratamiento convencional, bien antibioticoterapia o métodos quirúrgicos.

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